domingo, 27 de abril de 2014

CARTA DE UN HIJO A TODOS LOS PADRES

"No me des todo lo que te pido, a veces solo pido para ver hasta cuanto puedo coger". No me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también. Y yo no quiero hacerlo. No me des siempre órdenes, si en vez de ordenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto. Cumple las promesas, buenas o malas, si me prometes un premio, dámelo; pero también un castigo. No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o mi hermana, si tu me haces sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir y si me haces sentir peor que los demás, seré yo quien sufra. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer; decide y mantén esa decisión. Déjame valerme por si mismo, si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender. No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que lo haga por tí, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la confianza en lo que me dices. Cuando yo haga algo malo, no me exijas decirte para que lo hice. A veces ni yo mismo lo se. Cuando estas equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti. Y así me enseñaras a admitir mis equivocaciones también. Tratame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos, porque seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también. No me digas que haga una cosa cuando tú no la haces. Yo aprenderé lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

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